Cada día que pasa, me percato cuanta es la importancia de esa persona en mi vida. Cuanto es el amor que me transmite todos los días con apasionados y feroces besos, suaves y cálidos abrazos, cariñosos y tontos insultos...
Cada día, por algún motivo, cada vez que lo veo, sonrío. Y al ver cualquier sonrisa suya, a parte de que me alegre de que esté feliz, me alegro de ser yo la razón de esa gran sonrisa. 
Cada vez que me estrecha en sus brazos, me siento protegida, segura y mis brazos automáticamente responden con otro apretón, deseando que sea mío para siempre, que forme parte de mi cuerpo, que nada ni nadie nos separe. 
Cada día que transcurre, estoy más segura de que él ya forma parte de mí, que no podría pasar un día sin verlo.
Que, todos los momentos y circunstancias vividos juntos, me hacen estar más segura de que me antepondría entre una bala y él. Que estaré con a su lado hasta que la muerte misma nos separe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario